Fibrosis quística: ¿Cuándo empieza la colonización de las bacterias?

Este proyecto de fibrosis quística es uno de los incluidos este año en el programa de ayudas a la Investigación en Salud de la Fundación Mutua Madrileña, dotado con 140.000 euros, y que se desarrollará durante tres años en el Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria (IRYCIS) del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid.

También participarán los hospitales de la red pública madrileña La Paz, Gregorio Marañón y 12 de Octubre contribuyen tanto con investigadores como con recién nacidos afectados por fibrosis quística a los que hacer un seguimiento.

En este proyecto se quieren introducir nuevos campos de investigación: conocer cómo y cuándo se implanta la microbiota en niños menores de dos años con fibrosis quística, una franja de edad antes no explorada, y la utilización de herramientas genéticas de secuenciación masiva para ver la composición de la microbiota del pulmón y del intestino, explica la doctora Rosa del Campo, adscrita al Servicio de Microbiología del Hospital Universitario Ramón y Cajal.

Pulmón e intestino son los órganos mayormente afectados en la fibrosis quística, una enfermedad genética, hereditaria, crónica y degenerativa que cursa con una acumulación de moco espeso en diferentes mucosas del organismo con procesos infecciosos e inflamatorios potencialmente mortales.

La fibrosis quística se considera una enfermedad rara o poco frecuente ya que se estima que en Europa afecta entre 1/8.000 y 1/10.000 individuos, según Orphanet, portal de información de enfermedades raras y medicamentos huérfanos.

En la Comunidad de Madrid, cada año se diagnostican unos 25 recién nacidos con fibrosis quística gracias a los métodos de cribado neonatal. La incidencia de esta enfermedad está decreciendo también gracias al consejo genético que reciben las familias portadoras de las mutaciones.

Los niños afectados que participarán en el proyecto serán sometidos a un seguimiento cada dos meses con recogida de muestras de heces y de la mucosidad del pulmón, extraída mediante aspirado nasofaríngeo.

En estas muestras se estudiarán las bacterias que están presentes y como van cambiando a lo largo de los dos primeros años de los niños. También se relacionará la situación clínica de los pequeños con la composición de la microbiota.

“Generalmente, los pacientes con fibrosis quística acaban muriendo por las bacterias que los colonizan, sobre todo en pulmón, pero hoy en día la esperanza de vida de estos paciente ha aumentado considerablemente y casi todos llegan a la edad adulta en perfecto estado.”, señala Rosa del Campo, doctora en Medicina y Cirugía por la Universidad de Zaragoza.

Y para intentar prevenir esa situación, apunta la investigadora “Miguel Servet”, “deberíamos corregir la implantación de esa microbiota pulmonar y digestiva, tratarla antes de tiempo” no solo con los tratamientos convencionales de antibióticos y antiinflamatorios, sino también con la introducción de otras bacterias beneficiosas como probióticos y también con prebióticos.

En los últimos quince o veinte años, el pronóstico de la fibrosis quística ha cambiado mucho gracias a un mejor conocimiento de la enfermedad y manejo del paciente y la acción preventiva que evita el empeoramiento. La esperanza de vida se ha alargado a más de los 50 años gracias también a los trasplantes de pulmón.

Pseudomonas aeruginosa, bacteria prevalente en la fibrosis quística

Aunque existen distintos tipos de bacterias, la más prevalente en la fibrosis quística es la Pseudomonas aeuriginosa que se refugia en la mucosidad espesa para protegerse del antibiótico y aprovecha para reproducirse.

“Esta bacteria es la que casi siempre termina con la vida del paciente”, señala la también profesora honoraria de la Universidad Complutense de Madrid.

Por eso la investigación se centrará en este tipo de bacteria. Tras dos años estudiando a los niños, el tercer año se dedicará a caracterizar esta microbiota en el IRYCIS.

“Vamos a utilizar herramientas de secuenciación masiva, que no se han utilizado antes en niños con fibrosis quística, para ver la composición de la microbiota pulmonar y digestiva y tratar también de evitar las resistencias a los antibióticos, averiguando los mecanismos por los que hay bacterias que se vuelven resistentes, además de elaborar criterios de valor pronóstico para optimizar tanto los antibióticos, como los antiinflamatorios para el paciente llegue en mejor estado a la edad adulta y prolongar la supervivencia”, apunta la científica.

Las herramientas genéticas, al buscar el ADN de las bacterias, han permitido conocer que no solo son 40 o 50 especies las que pueden colonizar el pulmón, las que se podían cultivar en laboratorio, sino que pueden ser de 400 o 500 tipos.

Los menores de dos años todavía no están infectados con la bacterias típicas de la fibrosis quística. Por esa razón, al hacer un cultivo y no encontrar bacterias patógenas no se seguía adelante.

“Ahora, queremos estudiar a ese colectivo tan pequeño con las herramientas de secuenciación masiva para ver qué encontramos. Sí pensamos que pueda haber un patrón de colonización bacteriana que determine su pronóstico, que puedan ir a peor o a mejor”, indica Rosa del Campo.

Fuente: EFE