¿En qué consiste la adicción a la cirugía plástica?

Cuando se habla de adicciones, la mayoría de las personas piensan en drogas y alcohol. El abuso de sustancias es una de las dependencias más comunes, sin embargo, las adicciones pueden manifestarse de otras formas y bajo otras condiciones. Una adicción muy grave que suele pasarse por alto es la adicción a la cirugía plástica. 

A diferencia de los drogadictos, que sufren una adicción química, los adictos a la cirugía plástica experimentan una obsesión mental que les empuja a modificar sus cuerpos y sus aspectos faciales hasta la deformación. Normalmente, proviene de inseguridades subyacentes y de deseos por conseguir un aspecto determinado para adaptarse a un ideal de belleza autoimpuesto y que suele alejarse de los cánones estéticos definidos. Estas personas utilizan la cirugía para superar problemas psicológicos mucho más profundos, a los que difícilmente se puede hacer frente con un bisturí.

El concepto de belleza es muy desigual en la sociedad actual. Muchos hombres y mujeres creen que solo se puede ser “bello” si se imitan las características físicas de determinadas estrellas de Hollywood o de supermodelos de revistas. Los adictos a la cirugía plástica buscan tratamientos extremos para conseguir la barbilla, los labios o los pechos perfectos, sin darse cuenta de que no existe un rostro o un cuerpo perfecto. Tras la cirugía, los adictos encontrarán una razón o alguna pega o imperfección imaginaria para volver al quirófano y someterse a una segunda, una tercera o una cuarta intervención, y así sucesivamente, en su búsqueda de la “inalcanzable perfección”. Esta percepción tan alejada de su propia apariencia afecta a su vida diaria, convirtiéndoles en personas inseguras e infelices.

Estas personas pueden terminar con daños permanentes e irreparables en el tejido muscular y en la piel, además de presentar cicatrización excesiva. A menudo modifican tanto su apariencia que acaban desfigurándose.

¿Cuál es la misión del cirujano?

El mayor problema es no que existen leyes que impidan que las personas se sometan a cirugías estéticas de forma consecutiva. Si el paciente tiene dinero para pagar la cirugía y el médico accede no existe el mínimo obstáculo. Hay muchos médicos con muy poca ética profesional que se mueven exclusivamente por intereses económicos y que, en muchos casos, juegan a ser dioses. Y lo que es peor aún, según los datos proporcionados por la Sociedad de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética de la Comunidad Valenciana (SCPRECV) cerca de 9.000 médicos practican cirugía estética sin la titulación específica en España.

La cirugía plástica se rige por el mismo código deontológico que las demás especialidades médicas y quirúrgicas. El cirujano debe asegurarse de que el paciente no presente problemas psicológicos preocupantes, y de que se opera por decisión personal, no por presiones o por satisfacer a terceras personas.

La misión del cirujano es la de aconsejar al paciente y guiarle hacia la mejor opción. Nunca se debe operar por operar. No todo vale en la profesión. Antes de intervenir se debe tener clara la motivación del paciente y consultar a un psicólogo si es preciso.

Artículo escrito por el Dr. Julio Terrén, Cirujano Plástico y doctor en Medicina

Fuente: noticiasdelaciencia.com