Combatir el Parkinson: la revolucionaria técnica con electrodos externos

Los avances en la medicina buscan tratamientos más limpios, en los que, por ejemplo, cada vez menos se necesita la intervención de herramientas cortantes para dejar espacio a las nuevas tecnologías.

Uno de estos casos es el de la Estimulación Cerebral Profunda (ECP), que se utiliza para controlar los movimientos del párkinson luego de una apertura en el cráneo del paciente. La ECP, básicamente, es la colocación de una serie de electrodos en la zona del cerebro a estimular y, mediante descargas de baja frecuencia, se logra restaurar en mayor o menor grado el funcionamiento normal de las neuronas. Para esto se necesita colocar electrodos en el interior del cerebro.

Sin embargo, un grupo de investigadores de Instituto Tecnológico de Massachusetts y la Universidad de Harvard, estaría por poner fin a esta cruenta manera de enfrentar el mal, ya que lograron tener los mismos resultados sin la necesidad de abrir el cráneo. El éxito del ECP, además, generó que la técnica sea utilizada en otros trastornos neuronales como el síndrome de Tourette o casos de anorexia o dolor crónico. También se está investigando el uso de este marcapasos cerebral para tratar la depresión profunda, el autismo, la esquizofrenia o el Alzhéimer.

“La estimulación cerebral profunda tradicional exige abrir el cráneo e implantar electrodos, lo que puede tener sus complicaciones”, dijo el investigador del Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts, Ed Boyden.

Este nuevo ECP no necesita seccionar el cuero cabelludo, ni levantar una parte del cráneo. como tampoco abrir su camino entre materia gris para la colocación de los electrodos. El método de estimulación cerebral profunda solo necesita colocar los electrodos sobre la cabeza, aprovechando un fenómeno eléctrico para llegar hasta a una región interna del cerebro. Los avances logrados en ratones, ya están siendo investigados en humanos.

Los distintos tipos de neuronas se excitan a diferentes frecuencias bajas, en el rango de unas pocas decenas de hercios. Sin embargo, los electrodos colocados a ambos lados del cerebro de los ratones del experimento emitían las señales eléctricas en una frecuencia de 2.000 hercios (kHz), exactamente un electrodo a 2 kHz y el otro a 2,01 kHz. Al encontrarse ambos campos eléctricos, se solapan entre sí y generan un nuevo campo con una longitud de onda de esos 10 Hz sobrantes, justo los que necesitan las neuronas para responder al estímulo.

Mediante esta corriente -y sin mover los electrodos- los investigadores pudieron seleccionar la región del cerebro que deseaban y, a su vez, no afectaron otras áreas del cerebro. En los experimentos con los ratones, los científicos pudieron activar neuronas del hipocampo sin hacer lo mismo con las del córtex superior, informan en la revista Cell. También pudieron interferir en las zonas de la corteza motora que controlan los movimientos de las patas, las orejas y hasta los bigotes de los roedores.

“Mostramos que se puede seleccionar un objetivo de forma precisa para obtener no solo la activación neuronal sino respuestas en la conducta. Creo que es emocionante, el párkinson y otros trastornos del movimiento parecen tener su origen en una determinada zona del cerebro y si puedes seleccionarla, tienes el potencial de revertirlos”, explicó Li-Huei Tsai, director del Instituto Picower de Aprendizaje y Memoria del MIT, donde se realizaron las pruebas.

Fuente: infobae.com