Trump: el calentamiento es cuento chino

Gran incertidumbre ha generado la elección de Trump, dentro y fuera de Estados Unidos. No se sabe qué tanto de lo que dijo de candidato intentará hacer de presidente. ¡Qué tanta barbaridad intente ejecutar!

Según puso en su Twitter (2012), es un invento de y para los chinos en su intento de hacer menos competitiva la industria norteamericana. Luego, durante los debates para la Presidencia, aceptó que el cambio climático (CC) existe, pero que no es necesario tomar ninguna acción al respecto.

Trump ha empezado a dar pasos en algunos temas y uno de ellos es el medio ambiente. Se afirma que el jefe de su equipo de empalme con la Agencia de Protección Ambiental (EPA por su sigla en inglés), Myron Ebell —director del Competitive Enterprise Institute—, será nombrado como director de EPA. Ebell es conocido por su escepticismo respecto al CC y por su continuo cuestionamiento a las afirmaciones científicas que lo evidencian.

Según Andrew Steer —presidente del Instituto de Recursos Mundiales (WRI)—, el equipo de la administración que entra considera que se tiene que elegir entre el manejo ambiental y el crecimiento económico, y particularmente entre las acciones referidas al CC y el desarrollo económico. Steer afirma que “existe suficiente evidencia que muestra que esto no es así y, si se pretende un crecimiento robusto, es necesario tomar acciones referidas al CC”. Desde esta perspectiva, manifestó su interés de trabajar con la nueva administración en temas de política ambiental y clima.

Según la agencia de noticias Reuters, el equipo asesor de Trump está preparando una forma rápida y estratégica para retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París. El compromiso de los países que ratificaron el Acuerdo dice que, una vez en ejecución, todos los países se obligan a permanecer mínimo durante cuatro años. Una alternativa para Estados Unidos, si quiere retirarse antes, sería retirarse de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre CC. Aún no se sabe si optará o no por algo tan extremo. Lo que sí es claro es que la determinación de Obama para impulsar el Acuerdo de París es cosa del pasado. Nuevos vientos y propuestas de retroceso llegarán desde Norteamérica.

Nos preguntamos: ¿Cómo reaccionarán los países europeos y la China frente a este proceso? ¿A nivel de algunos estados al interior de Estados Unidos se generarán o no reacciones que obliguen a una determinación más moderada?

Quizá algo importante para Trump es que muchos inversionistas —líderes de empresas norteamericanas como Apple, Tesla y Walmart, entre otras— piensan que la gestión ambiental que han iniciado ya no tiene reversa y está relacionada tanto con el CC como con aspectos esenciales de sus negocios y su rentabilidad. En manos del sector privado está buena parte de la capacidad ciudadana para ejercer presión.

El pulso está planteado. Falta ver cuál será la presión desde el interior de Estados Unidos y desde otros países y empresas para que avancemos según lo acordado en París.

Fuente: elespectador.com / Juan Pablo Ruiz Soto