Plumas de aves son un registro de contaminación atmosférica desde el siglo XIX

Ecólogos propusieron monitorear la contaminación de la atmósfera por carbono negro, el principal componente de hollín, analizando el cambio de color de las plumas de las aves. Las partículas del aire se asientan en el cuerpo de los animales, como resultado de lo cual las más claras se oscurecen. El método ayudó a entender que los científicos modernos, probablemente, subestiman la escala de la contaminación en EE. UU. en la primera mitad del siglo XX. Además, los datos obtenidos permitirán precisar los modelos climáticos. La revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) publica el artículo.

Los subproductos de la combustión se depositan en las plumas de las aves. El hecho de que muchas aves muden su plumaje una vez al año, permite seguir los cambios que ocurrieron en un corto período de tiempo. Ecologistas estudiaron muestras de plumas recogidas en más de mil animales que vivieron entre 1880 y 2015, en el cinturón de óxido de EE. UU., que incluye los estados de Pennsylvania, Ohio, Indiana, Michigan, Illinois y Wisconsin. Los autores del estudio midieron la capacidad reflectiva de las plumas en los pechos de las aves, y también las estudiaron utilizando un microscopio electrónico de escáner.

Antecedente. De 1880 a 1910 los investigadores no encontraron ninguna relación significativa entre los depósitos de carbono negro en las plumas de las aves y el consumo de carbón en el país. De 1910 a 1960 las plumas de las aves comenzaron a aclararse poco a poco, y el uso del carbón comenzó a disminuir gradualmente. Una fuerte disminución en ambos indicadores se observó durante la Gran Depresión, y un aumento en la Segunda Guerra Mundial. Después de los años 60, a pesar del aumento del consumo de carbón en EE. UU., la cantidad de carbono negro en las plumas de las aves disminuyó, lo que refleja las tendencias ecológicas modernas, según los autores del estudio.

Además, los investigadores notaron que los modelos que describen los cambios en la cantidad de carbono negro y hollín en la atmósfera pueden ser inexactos. En particular, estos pueden subestimar la cantidad de partículas que entraron en el aire a principios del siglo pasado. El nuevo método, según los científicos, ayudará a precisar los modelos ambientales y climáticos.

Fuente: rpp.pe