Incluso a los sesenta y tantos años dejar de fumar mejora la salud

Haber fumado durante toda la vida es un importante factor de mortalidad para las personas con más de 70 años. Los resultados de un estudio reciente indican que dejar de fumar, incluso después de los 60 años, beneficia a las personas que se adentran en su séptima década de vida.

El consumo de tabaco continúa siendo una causa principal de cáncer y de muerte prematura. La mayoría de los estudios sobre la relación entre fumar cigarrillos y las tasas de mortalidad se han centrado en poblaciones de mediana edad, siendo menos los que examinan el efecto que dejar de fumar tiene sobre el riesgo de enfermedades y la mortalidad entre personas mayores.

El equipo de Sarah H. Nash, del Instituto Nacional del Cáncer, uno de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, ha encontrado que las personas de 70 o más años que seguían fumando en esa franja de edad tenían una probabilidad más de tres veces superior de morir que quienes no habían fumado nunca. Quienes fumaron en el pasado pero lo acabaron dejando, también tenían menos probabilidades de morir que los fumadores empedernidos, y el riesgo disminuía en función de lo antes que hubieran abandonado el tabaco.

Los investigadores revisaron datos de más de 160.000 personas de 70 o más años. Se tuvieron en cuenta la edad, el sexo, el nivel de educación y la cuantía de consumo de alcohol.

Al principio del estudio (2004-2005), la edad media de los participantes era 75 años. Casi el 56% eran antiguos fumadores y el 6% eran fumadores en activo. Los varones tenían una menor probabilidad de no haber fumado nunca (31% frente al 48% de las mujeres). Los varones fumaban más que las mujeres (en promedio, 18,2 paquetes-año, frente a 11,6 paquetes-año), y también tenían una mayor probabilidad de haber empezado a fumar antes de los 15 años (19% frente al 9,5% de las fumadoras).

Durante el periodo de seguimiento, de 6,4 años en promedio, murieron casi el 16% de los participantes. En concreto, murieron el 12,1% de quienes no habían fumado nunca, así como el 16,2%, el 19,7%, el 23,9% y el 27,9% de quienes lo habían dejado a los 30­39, 40­49, 50­59, y 60­69 años, respectivamente. Los fumadores en activo fueron los que salieron más mal parados, con una mortalidad del 33,1%. Las tasas de mortalidad para las mujeres fueron más bajas que las de los varones en cada nivel de consumo de tabaco.

Fuente: noticiasdelaciencia.com