Inmenso hongo subterráneo de 2,500 años ocupa casi lo mismo que el Vaticano

Al pensar en los seres vivos más grandes de la Tierra, el imaginario colectivo recuerda a los elefantes o a las ballenas como ejemplos que acuden a la memoria casi sin proponérselo. Pero la naturaleza esconde gigantes secretos, como el hongo que vive bajo la tierra de Crystal Falls, en el estado de Michigan (EE.UU.). Un vegetal que se extiende en su parte subterránea por casi tanto como el Vaticano y que pesa en su conjunto más de 400 toneladas (lo equivalente a tres ballenas azules). Y, además, lleva vivo unos 2.500 años.

Este hongo del género Armillaria gallica es mucho más grande de lo que se pensaba hace 25 años, cuando fue descubierto. Entonces se afirmó que medía 37 hectáreas (unos 51 campos de fútbol), pesaba 110 toneladas y contaba con un milenio y medio de edad, lo que supuso que se erigiera como el ser vivo más grande de la Tierra. Sin embargo, hace poco, científicos de las universidades Missouri (EE.UU.), Toronto y Carleton (ambas de Canadá) visitaron de nuevo a la longeva criatura para tomar 245 muestras diferentes y analizar su genoma. Los estudios corroboraron que, en efecto, se trataba de un único hongo, pero cuyo peso y edad eran el doble de lo que en un principio se había estimado. Los resultados se están revisando en Biorxiv antes de su publicación completa en revistas científicas.

Pequeñas setas, gigantescos cuerpos

El motivo de que se haya pasado por alto hasta ahora el enorme tamaño de este hongo del tipo Armallaria gallica se debe a que la parte visible, que corresponde al sombrero y tallo, en realidad es una porción muy pequeña del hongo. El micelio, una maraña de filamentos (llamados hifas) que en este caso se extiende por más de 350.000 metros cuadrados, supone el grueso del ser vivo, y es por donde se alimenta de la madera de los árboles, a los que van chupando la vida durante décadas e incluso después de su muerte.

De hecho, el síntoma de que el hongo está bajo el terreno es la estela de árboles moribundos que deja a su paso, más que las características “setas de miel” que envía a la superficie.

Durante el estudio de las muestras recogidas, los investigadores pudieron determinar que se trataba de un mismo hongo cuyo ADN mostró una tasa de mutación muy lenta, lo que sugiere que su evolución es muy lenta. Esto quiere decir que ha podido sobrevivir en gran medida gracias a su posición subterránea, lo que hace que esté minimamente influido por los cambios que se producen en la superficie.

El ser vivo más grande y antiguo es otro hongo

Sin embargo, este especimen de Armallaria gallica no es el ser vivo más grande del mundo, aunque ambos comparten especie. El organismo que actualmente está a la cabeza del ranking de los más enormes del planeta es el hongo Armillaria ostoyae que se encuentra en un bosque de las Montañas Azules de Oregón. Descubierto en 1998, este hongo cubre aproximadamente 9 mil millones de metros cuadrados (unas 900 hectáreas) y se estima que puede tener una edad superior a los 8 mil años.

Fuente: abc.es/ciencia