Escarabajos bombarderos: el argumento de los creacionistas para negar la evolución

Los escarabajos bombarderos son un conjunto de subespecies de coleópteros que se caracterizan por generar pequeñas explosiones que utilizan para defenderse de posibles atacantes. Sin embargo, lo más curioso de estos insectos es que durante años han sido una de las herramientas empleadas por los creacionistas para negar la teoría de la evolución, alegando que su mecanismo, que les permite lanzar un chorro químico a propulsión, era demasiado complicado y debía ser fruto de un acto de creación superior.

La defensa de la polémica permite que los escarabajos bombarderos generen ataques químicos en los que expulsan una sustancia irritante denominada benzoquinona a una temperatura muy elevada. Para ello, estos pequeños insectos mezclan dos compuestos, un reactivo y un catalizador, que se encuentran en cámaras separadas.

Según un equipo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), que estudió en concreto la variedad ‘Brachinus elongatulus’, cuando el escarabajo se siente amenazado se abre una vía entre la cámara que contiene el líquido reactor –compuesto por un 25% de peróxido de hidrógeno y un 10% de hidroquinonas junto a un 10% de alcanos, que hacen las veces de compuesto no reactivo– y la cámara en la que se producirá la reacción. De esta forma, el líquido pasa al segundo habitáculo donde reacciona con una solución de enzimas peroxidasas y catalasas, formando benzoquinonas y liberando calor, oxígeno y vapor de agua en forma de chorro propulsado.

La apertura y el cierre de este acceso entre las dos cámaras suceden de forma pasiva. Además, la fuerza de la explosión expande la membrana de la segunda cámara, haciendo que el acceso con la primera se cierre. Después, cuando el chorro termina, la membrana vuelve a su forma original y el acceso queda abierto para permitir que vuelva a llegar nuevo líquido y que se vuelva a producir el proceso.

La negativa de los creacionistas

Los creacionistas, aquellos seguidores de la doctrina que predica que los seres vivos han surgido de un acto creador y que, por tanto, no son fruto de la evolución, han defendido y aún defienden que el escarabajo bombardero es el perfecto ejemplo de criatura que no ha podido evolucionar, sino que ha tenido que ser fruto de la acción de un ente superior.

Según su razonamiento, ningún escarabajo podría haber evolucionado progresivamente hasta convertirse en un bombardero porque cualquier versión de este insecto con un mecanismo incompleto habría estado o bien cargado de ‘equipaje innecesario’ o se habría autodestruido al no haber refinado su mecanismo de defensa.

A pesar del escepticismo que muestran los creacionistas, y aunque la historia evolutiva completa de estos curiosos coleópteros aún no está disponible, hay muchísimos ejemplos de posibles pasos evolutivos presentes en las diferentes subespecies de bombarderos.

Los distintos escarabajos muestran variaciones en la sofisticación de sus defensas que van desde el cañón más desarrollado del escarabajo bombardero africano a especies con modelos mucho más simples que sólo expulsan un poco de espuma, y de las defensas más sencillas con ácido fórmico a las más complicadas. “Así que los antecedentes de la evolución de este sistema se encuentran dentro de la propia familia”, explica Terry Erwin, entomólogo del Instituto Smithsonian.

“Nuestro trabajo muestra que algo tan complicado como un chorro propulsado puede venir de modificaciones muy simples. La suavización de la membrana de la cámara del reactivo puede producir un cambio muy grande en el tipo de emulsión, que en el caso de algunos parientes sale en forma de vapor, y en el caso de estos escarabajos en forma de chorro a reacción”, concluye Eric Arndt, investigador del MIT, que estudió su mecanismo.

Fuente: cienciaxplora.com