El Ártico se está volviendo loco

En el último año, el clima en el Ártico ha rayado a veces en lo absurdo. En algunos lugares, las temperaturas fueron de 30 a 50 grados Fahrenheit por encima del promedio durante la  pasada semana de Navidad. Hasta noviembre, el área de océanos cubiertos por hielo en la región alcanzó un récord mínimo en siete de 11 meses, un período sin precedentes. Más importante, quizás, es que la diferencia entre las temperaturas del Ártico y las de las latitudes medias de Norteamérica, Europa y Asia durante 2016 fue la más pequeña jamás vista.

Es importante tomar en cuenta esa brecha que se estrecha porque parece estar impulsando condiciones climáticas extremas en las latitudes medias, desde las olas de calor y las sequías, hasta las fuertes nevadas. ¿Por qué el Ártico está tan loco últimamente y cuán fuerte es la conexión con el mal tiempo en el sur, donde viven tantas personas? Scientific American le preguntó eso a Jennifer Francis, quien es profesora y investigadora en el Instituto de Ciencias Marinas y Costeras de la Universidad Rutgers y ha investigado el cambio climático en el Ártico y sus vínculos con el estado del tiempo en todo el mundo desde 1994.

[A continuación, una transcripción editada de la entrevista.]

¿Qué tan inusual es la serie actual de récords climáticos del Ártico?

Los récords son asombrosos porque hay tantos de ellos. El calentamiento adicional que está ocurriendo en el Ártico —la “amplificación del Ártico”— ha sido el mayor que hayamos visto. También hemos visto el menor espesor en el hielo marino y hemos visto la mayor cantidad de vapor de agua en la atmósfera. Este último no suele generar titulares, pero debería; pues ese vapor de agua viene de una mayor evaporación porque hay una mayor exposición en el mar abierto. Además, mucho más vapor de agua se está transportando hacia el norte por las grandes oscilaciones en la corriente en chorro. Eso es importante porque el vapor de agua es un gas de efecto invernadero como lo son el dióxido de carbono y el metano. Atrapa calor en la atmósfera. Ese vapor también se condensa como gotitas que conocemos como nubes, que a su vez atrapan más calor. El vapor es una gran parte de la historia de la amplificación, una gran razón por la que el Ártico se está calentando más rápido que cualquier otro lugar.

¿Contribuye el vapor extra a cualquier tipo de ciclo de retroalimentación —condiciones que tienden a alimentarse entre ellas mismas–?

Estamos empezando a pensar que es así. Es directamente parte de una retroalimentación, ya que una mayor pérdida de hielo marino provoca más evaporación, lo que atrapa más calor, que derrite más hielo —uno de los círculos viciosos–. Pero otro círculo vicioso que puede estar emergiendo es que cuando el Ártico es muy cálido, pensamos que está llevando a la corriente en chorro a tomar caminos más ondulados — grandes cambios hacia el norte y caídas hacia el sur. Cuando la corriente en chorro hace eso, transporta más calor y humedad hacia el Ártico, que calienta más el Ártico, lo que hace que la corriente en chorro sea aún más fuerte —otro círculo vicioso relacionado con la desaparición del hielo marino. Durante la Navidad, el Polo Norte estaba por encima del punto de congelación —lo cual es una locura para esa época del año— y estaba relacionado con uno de los grandes cambios en la corriente en chorro.

Muy recientemente, los científicos han comenzado a vincular más directamente los patrones de cambio climático con los fenómenos climáticos extremos, lo cual típicamente han estado reacios a hacer ¿Los vínculos se están haciendo más claros?

Bueno, primero, las temperaturas más cálidas en todo el mundo se están uniendo a las olas de calor. Y más vapor de agua en todo el mundo está relacionado con la atmósfera que se está calentando —tenemos aproximadamente un 7 por ciento más de vapor de agua en la atmósfera ahora, que el que teníamos en la década de 1950, que está directamente vinculado al aumento de precipitaciones fuertes. La sequía también está directamente relacionada con una atmósfera más cálida–.

La amplificación del Ártico — [el aumento más rápido de las temperaturas del Ártico que de las temperaturas de las latitudes medias]— puede ser el factor más controversial. Lo que pensamos que está sucediendo es que la amplificación está favoreciendo estos patrones muy ondulados en la corriente en chorro. Cuando esas ondas se hacen grandes, tendemos a ver patrones climáticos muy persistentes a través de las latitudes medias. Las ondas tienden a moverse muy lentamente, y las ondas son lo que crean el clima que experimentamos. Diferentes partes de esas ondas tienden a favorecer patrones muy tempestuosos, patrones muy secos o cálidos frente al frío. Así que en sus alrededores, las condiciones climáticas se van a quedar por más tiempo.

Todavía es difícil desentrañar la persistente sequía en California —qué fracción de eso se debe al calentamiento general del planeta en comparación con los patrones de corrientes en chorro más persistentes porque el Ártico se está calentando rápidamente–. Pero ahí es donde la investigación está enfocada en este momento.

Entonces, ¿podemos vincular la sequía de California a las condiciones del Ártico o a la corriente en chorro?

Esto influye en cómo las fluctuaciones naturales en el sistema climático en las latitudes medias y los trópicos son quizás intensificadas por el calentamiento del Ártico. Un buen ejemplo —y algunos estudios lo dejan bastante claro— es cuando los patrones de temperatura de la superficie del mar en el océano Pacífico tienden a poner hacia el norte una de estas oscilaciones, o crestas barométricas, en la corriente en chorro en ubicaciones particulares. En los últimos años los patrones han tendido a poner una cresta barométrica cerca de la costa oeste de América del Norte. Eso es algo natural. Sin embargo, junto a eso, hemos tenido muy poco hielo marino en el lado Pacífico del Ártico. Ha habido mucho aire caliente en esa región, Alaska ha tenido muchas temperaturas récord y mucha lluvia. Lo que pensamos que sucede es que cuando hay una cresta barométrica formándose en un lugar donde el calentamiento del Ártico puede intensificarlo, hace a la cresta fuerte y crece aún más hacia el norte. Crea una onda aún mayor en la corriente en chorro. Entonces, tendremos una cresta más fuerte sobre el oeste de América del Norte y una fuerte caída hacia el sur que está más lejos hacia el este de Norteamérica.

¿Cómo contribuiría esto a la sequía en California? ¿Mueve la lluvia hacia el norte?

Las crestas son de clima seco, despejado. Esta ha sido ridículamente llamada la cresta resiliente — y ha estado en el lugar correcto para convertir a California en un lugar realmente seco–. Ha enviado las tormentas hacia Seattle, el noroeste del Pacífico y Alaska.

¿Podemos atribuir otros climas extremos al Ártico, por ejemplo las nevadas excesivas y el frío en Siberia?

Las anomalías más cálidas de 20 a 30 grados en el Ártico han sido acompañadas por anomalías más frías de 20 a 30 grados en Siberia. Este mecanismo ha sido muy bien documentado. El cálido Ártico, especialmente la región al norte de Escandinavia —los mares de Barents y Kara— es uno de los lugares donde más se ha perdido el hielo marino. Ha sido persistentemente bajo este año. Eso tiende a abultar a la corriente en chorro hacia el norte, lo que crea una caída al este que ha ayudado a introducir más aire del Ártico hacia abajo en Siberia y también causó nevadas más tempranas allí. Una vez que llega la nieve en la tierra, aísla la tierra y hace que el clima sea aún más frío. Tener nieve antes, y más de ella, es uno de estos ciclos viciosos que lo hace aún más frío y el frío ayuda a inducir la caída de la corriente en chorro hacia el sur.

¿Qué pasa con el vórtice polar, que se dice que ha estado más “serpenteante” últimamente?

Esto se pone más complicado. Varias tendencias en el último año y medio sugieren que cuando la corriente en chorro se vuelve ondulante en el invierno y el Ártico es realmente cálido, tendemos a ver el vórtice estratosférico [o polar] volverse menos circular —más serpenteante, incluso dividido en dos–. Esto ha sucedido mucho en los últimos años. Cuando el vórtice polar se interrumpe, tiende a afectar la corriente en chorro a finales del invierno. Parece haber una memoria a largo plazo en el sistema, comenzando con bajo nivel de hielo marino y temperaturas calientes en otoño en el Ártico, después este comportamiento de vórtice en febrero e incluso marzo.

¿Hubo alguna conexión con las fuertes inundaciones de 2016 en Louisiana?

El sistema de inundación de tormentas era muy lento, pero esto ya lo hemos visto antes. Si esto está conectado con el Ártico es tenue.

Los científicos han estado reacios a atribuir eventos climáticos específicos al cambio climático. ¿Esto está cambiando?

Creo que la renuencia inicialmente fue que se trataba de una nueva hipótesis. Y creo que algunas de las personas que han estudiado los trópicos han mantenido que los trópicos controlan los patrones climáticos en todo el mundo. Entonces viene el nuevo chico de la cuadra diciendo: “¡Oh, no es solo el Trópico, es el Ártico también!” Hubo cierta renuencia a aceptar que esta región en la cima del mundo podría impactar algo tan enorme como la corriente en chorro. Pero ha habido muchas docenas de estudios desde 2012 que han apoyado la idea en general. Ellos también están descubriendo que es complicado —diferentes mecanismos ocurren durante diferentes estaciones en diferentes lugares— pero todo comienza a ser más claro. Ha habido suficiente investigación ahora que la hipótesis está en la transición a una teoría.

¿Es justo decir que los comportamientos cambiantes del Ártico se alinean con lo que los científicos esperaban?

Algunos eventos no encajan con lo que se esperaba hace 10 años o incluso hace cinco años, pero encajan en esta nueva hipótesis que une el Ártico con la corriente en chorro. Hay una clara indicación de que el ENSO [El Niño-Oscilación del Sur, o ciclo El Niño / La Niña, por sus siglas en inglés] ya no es la única respuesta.

¿Y los records del Ártico están ocurriendo antes de lo esperado?

Parece como si las cosas se estuviesen desarrollando más rápido de lo que la mayoría de la gente esperaba. Ciertamente, el hielo está desapareciendo más rápido de lo que esperábamos. Incluso hace cinco años, la mayoría de los modelos proyectaban que veríamos un verano sin hielo marino probablemente hacia fines del siglo. Ahora las estimaciones van más hacia el 2030 ó 2040 e incluso que podría ir más allá en el futuro. Todo el montón de récords que se han roto en el Ártico en el último año parece indicar que estamos viendo las cosas pasar más rápido. Y eso está ocurriendo en todo el sistema climático de la Tierra.

Fuente: scientificamerican.com