Cálidas noches de invierno en el Polo Norte

Parece que en la normalidad del Ártico está ahora que potentes tormentas invernales lleven con regularidad aire caliente hacia el norte y hagan que, en ciertos momentos, la temperatura alcance un punto que no resultaría especialmente frío ni siquiera en latitudes como las nuestras. Normal es que en la noche polar las temperaturas medias del ártico estén entre los 20 y los 30 grados bajo de cero. Sin embargo, el miércoles 8 de febrero la temperatura subió tras una borrasca, como ya había ocurrido varias veces en los últimos meses, hasta cerca del punto de congelación, situación que se mantuvo solo durante 24 horas. Pero inmediatamente subió de nuevo y hasta sobrepasó en algún punto los cero grados, como se ve en la gráfica de abajo.

Una nueva tormenta se había dirigido desde la costa oriental de Groenlandia hacia el norte, y esa bajada de la presión atmosférica aportó masas de aire aún más cálidas que su predecesora. Una boya situada todavía más al norte que la boya a la que se refieren el mapa y las gráficas que se ven a continuación rozó también los cero grados en ese segundo pico, aunque había estado algo más fría en el primero. En estos momentos las temperaturas han vuelto a descender por debajo de los 20 grados bajo cero.

La tormenta se originó en la “cocina de los huracanes”, donde se encuentran corrientes de aire frío y caliente. Desde allí, arremolinándose mutuamente, se dirigen hacia Europa. El doble golpe de calor ha encontrado al hielo marino del Ártico ya sensibilizado: este invierno ha estado ofreciendo temperaturas por encima de la media, y el Centro de Datos Nacional del Hielo y de la Nieve de Estados Unidos viene midiendo en enero y febrero la extensión más reducida de ese hielo desde que existe el registro, tendencia que en noviembre ya se había manifestado, al dificultar las temperaturas moderadas la formación del hielo (incluso causaron un retroceso parcial). Especialmente perceptible es esto en el mar de Barents, afectado ahora de nuevo por la ola de calor. En total, podría haber este invierno un nuevo mínimo del hielo si en las próximas semanas no cambia el tiempo duraderamente.

Fuente: investigacionyciencia.es