Peruano crea pez robótico para detectar contaminantes peligrosos en ríos y lagos

No hay nada más eficiente para moverse dentro del agua que un pez. Así que, ¿qué mejor que uno, o cientos de ellos, para velar por la salud de ríos y lagos? Eso es lo que pensó el ingeniero electrónico Luis Flores, quien está construyendo un pez robótico de bajo coste, equipado con biosensores para actuar como centinela acuático en la detección de contaminantes. Su misión: diagnosticar in situ la presencia de elementos nocivos en fuentes de agua y alertar a la población que se abastece de ellas. Gracias a su idea, Flores se ha convertido en uno de los ganadores de Innovadores menores de 35 Perú 2016 de MIT Technology Review en español.

Flores nació en la región de Cajamarca (Perú), “azotada por problemas asociados a la actividad minera, como contaminación y cortes de agua”. Su contacto tan cercano con este sector y los problemas que acarrea le hicieron centrarse en detectar arsénico, un elemento invisible pero muy tóxico incluso en pequeñas dosis. En el futuro, espera que su robopez pueda identificar también mercurio y otros metales pesados.

El prototipo actual, creado a semejanza de un pez real, nada propulsado por el movimiento de la cola mediante un mecanismo accionado por tensores. Su esqueleto está hecho de NinjaFlex, un material flexible y resistente, impreso en 3D, lo que reduce el coste y simplifica el diseño. En cuando al biosensor que porta, es una cápsula con bacterias E. Coli genéticamente modificadas. Flores y su equipo han hecho pruebas para insertar dos secuencias o bloques de información genética en ellas. El primer bloque hace que la bacteria, en presencia de arsénico, fabrique cierta proteína. El segundo es sensible a dicha proteína y desencadena la emisión de una luz al detectarla.

El plan de Flores es que esta bioluminiscencia sea captada por un receptor, convertida en señal eléctrica y trasmitida a la nube en forma de datos de presencia de arsénico. El joven afirma que, por ahora detectan concentraciones de alrededor de 40 microgramos por litro (µg/l) con un 70 por ciento de eficacia, pero quieren llegar 10 µg/l. Este es el límite máximo de arsénico en agua para consumo recomendado por la OMS.

De momento el robopez está en fase de prototipo y aún falta integrar la cápsula bacteriana en la estructura robótica, la cual depende de una batería que se recargar con un cargador inalámbrico. En el futuro, Flores intentará automatizar el proceso de carga mediante una boya a la que acudir cuando estén escasos de energía. Por otro lado, actualmente las bacterias de la cápsula deben ir sustituyéndose. Flores está estudiando la posibilidad de tener dos tipos de bacterias que convivan en la misma cápsula, una de ellas modificada para realizar la detección del tóxico y otra, la emisión de la señal. Su alianza produciría un proceso de alimentación cruzada, es decir, cada una se alimentaría de proteínas que la otra produce en presencia de arsénico, estableciéndose así una relación simbiótica, explica Flores. Esto permitiría una señal más estable y un diagnóstico más certero.

Jellyfish-Biorobotics, start-up cofundada por Flores, ya ha recibido unos 14 mil euros de capital semilla de Start-up Perú y está siendo incubada en UTEC Ventures. Para el responsable de la Dirección Técnica de Innovación en Alma Consulting Group, Alfredo Colombano, miembro del jurado de Innovadores menores de 35 Perú 2016, el proyecto de Flores “aporta un elemento clave en la cadena de vigilancia de aguas contaminadas por sustancias nocivas como el arsénico”.

Fuente: technologyreview.es