Colombiana crea brazo robótico para ayudar en rehabilitación a personas con dificultades motoras

Cuando trabajaba de au-pair en Estados Unidos para una terapeuta, María Zuluaga descubrió los retos de las terapias de mejora funcional y cognitiva. Empezó a pensar en cómo la tecnología, especialmente la robótica, podría mejorar este campo. Y cuando un chico de dieciséis años cercano a ella perdió la movilidad de su brazo y se vio obligado a reaprender desde cero actos cotidianos como la escritura, la joven se puso manos a la obra. El resultado fue el diseño de un brazo robótico que facilita las terapias de aprendizaje y que ha convertido a esta ingeniera mecatrónica en una de las ganadoras de Innovadores Menores de 35 Colombia 2016 de MIT Technology Review en español.

El dispositivo diseñado por Zuluaga es un brazo robótico adaptable que guía al usuario en las rutinas de ejercicios prescritas por el profesional. El robot-ortesis tendrá tres modos de operación: guía completa, correcciones y feedback. Un uso probable sería que el terapeuta pidiera al paciente que dibujase una serie de figuras geométricas. Al principio, el aparato movería la mano del usuario hasta que completara la serie de figuras. En un segundo paso, el paciente realizaría los mismos ejercicios por sí solo, y el brazo solo actuará para corregir. Por último, el dispositivo avisaría con una señal lumínica cuando se cometiera un error.

El diseño inicial fue el trabajo de grado de Zuluaga. Pero en poco tiempo logró un prototipo capaz de guiar la mano pero sin poder oponerse a la fuerza ejercida por la ortesis.  Ahora trabaja en el diseño de un nuevo prototipo adaptable, centrado en el primer modo de operación, que permita ensayos con pacientes. La joven cuenta sus planes: “En aproximadamente un año tendremos este prototipo en funcionamiento y listo para ensayos”. Y el producto final con todos los modos de funcionamiento podría estar preparado en un plazo máximo de cinco años”.

El mayor reto del proyecto es unir los tres modos de operación en un único equipo que se adapte a todo tipo de pacientes, sea económico, portátil y sencillo de usar por los terapeutas. La adaptabilidad ya se ha conseguido. “El diseño de la ortesis para la pinza dio mucho trabajo pero desde el principio se hizo pensando en adaptarse a diferentes tipos de manos” afirma la joven ingeniera. Así, el dispositivo puede ajustarse a cualquier tamaño con solo cambiar una pieza del extremo. 

“El proyecto se considera de alto interés y novedad, y se encuentra en una etapa de I+D bastante avanzada, a falta de las fases de experimentación y validación”, afirma el responsable del Grupo de Bioingeniería del CSIC y coordinador del Grupo Temático CEA-Bioingeniería, Ramón Ceres, que ha sido miembro del jurado de Innovadores menores de 35 Colombia 2016 de MIT Technology Review en español.

Fuente: technologyreview.es