El venado que se convirtió en ballena gracias a la evolución

El Museo de Historia Natural de la Universidad de Michigan (Estados Unidos) quiere contarnos la historia de cuando las ballenas caminaron. Según el portal Big Think, los paleontólogos dicen que las criaturas comenzaron a explorar la tierra durante el período Silúrico (hace 440-410 millones de años). Nadie está seguro de por qué ocurrió esto. Algunos científicos dicen que puede haber sido una competencia apretada por los recursos en ambientes marinos que empujaron a las especies a buscar comida en otros lugares.

Los primeros fueron los artópodos, que comenzaron a pasar periodos de tiempo en la superficie, y luego cada vez más. “Fueron preadaptados a la exploración de la tierra debido a sus caparazones duros, que ayudaron a retener el agua”.

Hace 370 millones, se convirtieron en residentes permanentes de la tierra. Primero los ácaros, los cienpies. Luego (millones de años luego), anfibios, reptiles y finalmente, mamíferos.

Pero algunos volvieron al agua hace aproximadamente 247 millones de años, ¿por qué?

Aunque las certezas son definitivas, un dúo de investigadores publicó un informe en la revista Paleobiology que explora dos posibles respuestas.

Según Big Think, la primera hipótesis es que el colapso del ecosistema causó la extinción masiva, empujando a los animales hacia el mar para alimentarse. En otro, la competencia aumentó la presión sobre las especies, mientras que las abundantes fuentes de alimentos en el océano, particularmente en las áreas cercanas a la costa, llevaron a las especies hacia el mar. Geerat Vermeij de la Universidad de California-Davis y su colega Ryosuke Motani decidieron probar estas teorías para ver cuál era más probable.

Por ejemplo, el antepasado de una morsa se asemeja a la nutria moderna, mientras que las ballenas provienen de una especie de criaturas antiguas parecidas a ciervos conocidas como Indohyus. Vagaron por el sur de Asia hace unos 48 millones de años. Un Indohyus era aproximadamente del tamaño de un mapache, y los investigadores creen que se alimentaban de plantas acuáticas.

Los científicos aislaron 69 incidentes en los que una especie terrestre decidió vivir o extraer sustento del océano después de que se hubiera producido una extinción masiva. En dos de los eventos más grandes, uno que ocurrió hace 201 millones de años, no hubo un gran éxodo de animales terrestres de regreso al mar.

De acuerdo con el programa “Eons”, de la cadena PBS, el caso más interesante de esta “v vuelta al mar” es el caso de las ballenas. Los registros fósiles de estos animales muestran cómo se transformaron de pequeños animales herbívoros de 4 patas, no más grandes que un gato doméstico, a los mamíferos acuáticos de 45 (o más) toneladas que conocemos hoy. El cambio, sin embargo, fue dramático y sorprendentemente rápido.

Fósiles de hace 50 millones de años han revelado animales similares a las ballenas de todas las formas y tamaños. En medio de esta transformación está el Ambilocetus natans, un predador del tamaño de una foca. Vivió hace unos 48 millones de años en lo que hoy se conoce como Pakistán. Su nombre significa, literalmente, “ballena que camina y nada”. Según lo que investigadores han podido encontrar, el Ambilocetus era un poderoso nadador, pero no muy rápido y eficiente para cazar a sus presas.

En la tierra también era torpe. Según Eons, su hocico no alcanzaba la comida, su panza casi rozaba el suelo, y sus piernas estaban hacia los lados, lo que dificultaba su movilidad. Vivía en las deltas de los ríos y se alimentaba de lo que podía cazar. “Es básicamente la versión mamífera de un cocodrilo”, resalta Eons.

Pero, a pesar de sus similitudes, cocodrilos y ballenas no están del todo relacionados (incluso, el grupo que se conoce como cetáceos y que incluye a ballenas, delfines y leones de mar, ha sido muy difícil de rastrear en la evolución).

En la década de los ochenta y noventa, una serie de estudios genéticos levantó la secuencia genética de las ballenas y las comparó con las secuencias de otros animales. La investigación demostró que los cetáceos estaban más relacionados con artiodáctilos, como los cerdos, hipopótamos y venados.

En 2007, un paleontólogo en Kashmir, India, encontró un fósil de 47 millones de años. Pertenecía a un mamífero de cuatro patas, del tamaño de un gato, y lo llamaron Indohyus. Un pequeño hueso que se le atribuyó a su oreja fue la confirmación de la teoría de los ochenta: este hueso solo ha sido encontrado en las ballenas. El hueso (llamado involucrum) ayuda a las ballenas a oír bajo el agua. Pero también tenía huesos similares a un tobillo, que algunos cetáceos también tienen.

¿Qué significa? Que el Indohyus se adaptó al agua. De hecho, son considerados los parientes no cetáceos más cercanos a las ballenas, contrario al Ambulocetus, que es considerado un miembro inmediato de la familia de las ballenas. Pero ambos comparten un ancestro en común.

En 2014, un estudio realizado en Sudáfrica descubrió que un incremento en las especies que regresaban al océano hace 66 millones de años, en el extremo final de la extinción del Cretácico. Lo que encontró este estudio fue que el anterior solo incluía animales que todavía existen hoy en día.

De acuerdo con Big Think, el estudio de Vermeij y Motani respalda la idea de que los animales terrestres aprovecharon las fuentes de alimentos en el océano periódicamente, no solo después de las extinciones en masa, y la tendencia solo ha aumentado en los últimos 60 millones de años más o menos.

Aunque las hipótesis se siguen barajando, para los científicos es más claro que, hace millones de años, las ballenas pudieron caminar.

Fuente: elespectador.com