Sabrina Delgado, la colombiana que une al mundo con un satélite de la NASA

Sabrina Delgado Arias está encargada de crear una comunidad científica que use los datos que recolectará el ICESat 2, que será lanzado en septiembre de 2018. La misión tomará datos sobre las capas de hielo y la superficie terrestre.

Cada cierto tiempo es normal encontrarse con noticias de cómo han venido cambiando las capas de hielo debido al cambio climático. En febrero de este año, algunos científicos confirmaron que el deshielo en la Antártica se está acelerando y, sin ir más lejos, la semana pasada el Ideam reportó que desde el 2010 los nevados de Colombia habían perdido 8,4 kilómetros cuadrados de extensión.

Parte de que podamos tener estos datos a la mano se debe a que hace 15 años la NASA lanzó un satélite artificial capaz de medir las masas de hielo de la Tierra: una misión que fue bautizada ICESat (Ice, Cloud, and Land Elevation Satellite). Pero como toda tecnología, este tenía su fecha de expiración, y en agosto del 2010 entró de nuevo a la Tierra, quemándose en el proceso. En septiembre de este año, desde la base de la Fuerza Aérea Vandenberg, en California, y a bordo del cohete Delta II, será lanzado su mejorado reemplazo: el ICESat 2, y una colombiana hace parte de la misión.

Sabrina Delgado Arias es una especie rara. Una mujer que ha logrado mezclar dos campos que muchos ven incompatibles: la ciencia y la política. La precisión de los datos con la incertidumbre humana. Aunque nació en Bogotá se fue a vivir a Estados Unidos cuando sólo tenía ocho años, porque a su padre le salió un trabajo en telecomunicaciones con el Banco Mundial. Desde entonces ha dedicado su vida académica a estudiar un universo que desde pequeña le pareció fascinante: el del medio ambiente. Pero no en lo técnico, sino cómo manejarlo.

En la Universidad de Maryland estudió economía de recursos naturales y agricultura y unos años después, en la Universidad del Estado de Arizona, pero viviendo en Washington D.C, hizo una maestría en política de ciencia y tecnología. De ahí vino su salto a la NASA.

“Mi consejero de tesis estaba en comunicación con dos científicas que estaban buscando a alguien que coordinara el programa de aplicaciones para la misión ICESat 2, y me pusieron en contacto”, cuenta.

Según su perfil en la página web del ICESat 2, su tarea como coordinadora de aplicaciones, que ejerce desde el Centro de Vuelo Espacial Goddard, es “relacionarse con las comunidades de usuarios interesadas en explorar la utilidad y el valor social de los datos de ICESat 2”. Pero ella lo explica mejor: “Mi meta más importante es poder alcanzar y forjar nuevas relaciones con usuarios externos a la comunidad científica. Pero si son científicos, que ellos tengan esa relación con tomadores de decisiones”.

Por ejemplo, uno de los 24 usuarios con el que el ICESat 2 ya hizo un enlace es el Laboratorio de Investigación Naval de los Estados Unidos. A este centro de marines le sirven los datos de la altura de hielo marino que flota por encima del agua para sus sistemas de pronostico operacional, pero también comparten la información con el Centro Nacional de Hielo de los Estados Unidos que procesan los datos para las personas que están navegando en el mar.

El trabajo de Sabrina Delgado, aunque no implica estar en el núcleo científico de la misión, es uno de los más importantes, pues uno de los grandes retos que tiene la ciencia a nivel mundial es que la investigación no se quede archivada, que la ciencia deje de ser un mundo aparte que no se conecta con lo que sucede en el “mundo real”.

ICESat 2, que no deja de ser una versión mejorada de su antecesor y que orbitará a 500 km de la superficie de la Tierra, tiene una inversión de US$1 billón. Además de tomar medidas de las capas de hielo recolectará datos sobre la superficie de la Tierra, como océanos y vegetación. “A diferencia del primero, que sólo tenía un rayo láser, el ICESat 2 tiene seis rayos distribuidos en tres pares, lo que mejora la cobertura”, comenta Sabrina, una economista y política que tiene claro que la ciencia tiene un propósito. “Lo lindo de la NASA es que mueve el lado científico, pero también se asegura de que se usen los datos. Los hace disponibles, abiertos y quiere que se usen efectivamente”. Con el ICESat 2 esto último es, precisamente, su misión.

Fuente: elespectador.com