Posible explicación al enigma de la conservación de restos de la extraña biota de Ediacara

La biota de Ediacara adopta su nombre de un yacimiento de fósiles en el sur de Australia, pero hay fósiles de dicha biota en muchas partes del mundo, en rocas cuyas edades oscilan entre los 541 y los 580 millones de años. Esas criaturas eran de tamaños de entre unos pocos milímetros y un metro, y vivían en comunidades establecidas en el lecho marino.

A juzgar por sus fósiles, muchos de aquellos seres tenían en vida una apariencia realmente extraña, hasta el punto de que no se parecen a ningún organismo vivo de hoy en día. ¿Qué relación evolutiva tienen estas criaturas con los animales complejos que se desarrollaron poco después? ¿Son los organismos de Ediacara algún tipo de “experimento” evolutivo fallido, o incluyen a los antepasados de los animales que posteriormente colonizaron a los océanos? Estas preguntas carecen por ahora de respuestas definitivas.

Sin embargo, igualmente misterioso resulta el propio hecho de su fosilización, mediante la cual se han conservado vestigios de tales criaturas hasta nuestros días. Aquellos animales tenían cuerpos totalmente blandos; existieron antes de la aparición de las conchas, los dientes o los huesos, que son habitualmente las únicas partes de un organismo que se fosilizan. ¿Cómo puede haber hoy en día tantos restos de la biota de Ediacara?

El equipo internacional de Lidya Tarhan, de la Universidad Yale en Estados Unidos, ha llegado a la conclusión de que la biota de Ediacara fue objeto de la acción de un mecanismo inusual de fosilización.

Tarhan y sus colegas han llegado a la conclusión de que la conservación de los fósiles de Ediacara se debe esencialmente a que los océanos durante la época en que existió esa biota eran mucho más ricos en sílice disuelta que hoy en día. Los organismos de Ediacara fueron rápidamente enterrados en la arena a raíz de tormentas submarinas. Este proceso de cementar los granos de arena a su alrededor debió suceder muy deprisa. Esa abundancia de sílice disuelta permitió que la transformación de la arena suelta alrededor de los animales en roca sucediera en cuestión de horas o años, en vez de los periodos de millones de años que tiempo después serían los habituales.

Fuente: noticiasdelaciencia.com