Observar planetas más cerca de sus estrellas de lo que era posible percibir

Un nuevo dispositivo en el Observatorio W.M. Keck en Hawái (EU) ha proporcionado sus primeras imágenes, de dos sitios distintos del cosmos. Uno de ellas es un anillo de polvo situado alrededor de una estrella y del cual se están formando planetas. El otro es una enana marrón, situada cerca de una estrella con la cual constituye un sistema binario. Las enanas marrones son astros cuya masa es demasiado pequeña para que puedan convertirse en estrellas, pero demasiado grande para que se les pueda considerar planetas tal como los entendemos.

El dispositivo que ha permitido observar estos dos puntos del cosmos, un coronógrafo de vórtice, fue instalado recientemente dentro de la NIRC2 (Near Infrared Camera 2), la principal cámara de visualización infrarroja en el Keck. Es capaz de visualizar sistemas planetarios y enanas marrones más próximos a sus estrellas anfitrionas que lo permitido por cualquier otro instrumento en el mundo.

El coronógrafo de vórtice permite a los equipos de Dmitri Mawet y Gene Serabyn, de la NASA en Estados Unidos, observar las regiones alrededor de las estrellas donde se supone que se forman planetas gigantes como Júpiter y Saturno. Con anterioridad, solo era factible visualizar gigantes gaseosos que se formasen mucho más lejos. Con el nuevo dispositivo se podrán ver planetas orbitando a una distancia de sus estrellas comparable a la que separa a Júpiter de nuestro Sol, o sea unas dos a tres veces más cerca de lo que antes era posible.

Con este instrumento ya ha sido posible captar la primera imagen directa de la enana marrón llamada HIP79124 B. Esta se halla a 23 unidades astronómicas de una estrella en una región en la que se están formando bastantes estrellas. Una unidad astronómica es la distancia media entre nuestro Sol y la Tierra.

También se ha conseguido obtener una imagen del más interno de tres anillos de polvo alrededor de la joven estrella llamada HD141569A. Los resultados, al ser combinados con los de la misión Herschel de la Agencia Espacial Europea (ESA), revelan que el material de los anillos, del cual se forman planetas, está hecho de granos de olivino (uno de los silicatos más abundantes en el manto terrestre) del tamaño de guijarros. Los datos muestran asimismo que la temperatura del anillo más interior observado alcanza unos 100 kelvins, o sea unos 173 grados centígrados bajo cero (280 grados Fahrenheit bajo cero), una temperatura un poco mayor que la reinante en nuestro cinturón de asteroides.

Fuente: noticiasdelaciencia.com