Los recuerdos no son necesariamente reales, aunque lo parezca

Un grupo de científicos ha descubierto que los recuerdos inducidos por estimulación eléctrica cerebral no siempre son reales, estables o autobiográficos, sino que su contenido varía en función de la zona del cerebro que se estimula.

También han determinado que la red de la memoria sólo puede ser activada en determinadas zonas específicas del cerebro, según un artículo publicado en Neuroscience and Biobehavioral Reviews, del que se informa en un comunicado.

Hasta ahora, la estimulación eléctrica cerebral ha resultado eficaz para tratar pacientes epilépticos y conseguir la recuperación de recuerdos. Pero estas memorias del pasado conseguidas de esta forma son escasas y además no han sido bien estudiadas.

La estimulación transcraneal con corriente directa es una tecnología de estimulación cerebral que aplica una cantidad pequeña de corriente eléctrica a un área específica del cerebro a través de electrodos colocados externamente sobre el cráneo.

Lo que ha hecho esta nueva investigación es analizar el contenido, la localización y los parámetros de estimulación eléctrica cerebral en todos los recuerdos inducidos de esta manera durante 80 años, consiguiendo de esta forma las claves que permiten acceder a las redes de nuestra memoria.

Las estimulaciones eléctricas cerebrales de baja intensidad se aplican en tratamientos previos a la cirugía en pacientes epilépticos, con la finalidad de determinar la conectividad y los límites de la red epiléptica, y también para establecer el papel funcional de las estructuras cerebrales estimuladas, antes de la operación. Estas estimulaciones son indoloras para el paciente.

Sorprendentemente, estas estimulaciones cerebrales a veces originan reminiscencias, provocando diversos recuerdos inconexos en los pacientes, en los que se mezclan diferentes lugares, sonidos y situaciones.

“Una terapia cuestionada”

Wilbur Penfield, neurocirujano canadiense, fue el primero en inducir este tipo de reminiscencias en los años 30 del siglo pasado y posteriormente se han reproducido durante las últimas décadas por diferentes equipos médicos.

Según Penfield, estos recuerdos inducidos corresponden a experiencias pasadas de las personas, que son evocadas por las estimulaciones eléctricas, convirtiendo a la zona cerebral estimulada en un magnetófono de los recuerdos.

Aunque se ha aceptado desde siempre que estos recuerdos inducidos son estables y reales, hasta ahora ninguna investigación había profundizado en su contenido, algo necesario si se quiere comprender las rutas de la memoria y los mecanismos que la modulan a través de las estimulaciones eléctricas.

Por este motivo, los autores de esta investigación revisaron 80 años de literatura científica relativa a las reminiscencias inducidas por estimulación eléctrica cerebral, a los que añadieron datos obtenidos en sus propias investigaciones.

En total dispusieron de 273 recuerdos inducidos, cuyo contenido fue exhaustivamente analizado según los modernos conceptos de la memoria, algo que nunca antes se había realizado.

Según la teoría de Penfield, esta búsqueda debía proporcionar una mayoría de recuerdos autobiográficos, ricos en detalles y correspondientes a la integridad de una experiencia única vivida.

“El revés de la trama”

Sin embargo, no fue eso lo que ocurrió. Los investigadores observaron por el contrario una amplia variedad de recuerdos que cubrían todos los aspectos de la memoria a largo plazo, incluyendo recuerdos de sueños. La mayoría eran pobres en detalles, con muy pocos recuerdos autobiográficos.

Estos resultados desmienten que los recuerdos inducidos por estimulación eléctrica sean estables, sino que sugieren que más bien se trata de un neuroritmo. Aunque estos recuerdos siguen siendo excepcionales, los resultados de este estudio sugieren que la memoria de los recuerdos podría ser activada de manera predecible por una estimulación eléctrica.

Efectivamente, los investigadores han demostrado que la red de la memoria sólo puede ser activada en determinadas zonas específicas del cerebro que se estimulen eléctricamente y, no menos importante, que el contenido de los recuerdos depende de la localización de la estimulación.

Un descubrimiento que completa otro anterior relacionado también con los recuerdos, del que informamos en otro artículo. Según esta investigación, de 2004, las zonas del cerebro que utilizamos para percibir o imaginar objetos se superponen de tal forma que un hecho únicamente imaginado puede dejar en nuestra memoria la misma marca que un hecho realmente ocurrido.

Esta constatación permite que nos resulte difícil, pasado algún tiempo, determinar si nos hemos imaginado alguna situación determinada o si, por el contrario, la hemos vivido realmente. Algo parecido a lo que ocurre con los recuerdos inducidos.

Fuente: tendencias21.net