De la teoría de la felicidad a una biblia: decenas de documentos escritos por Einstein se han vendido bajo subasta

¿Cuál es el secreto de la felicidad? Muchos han sido los estudiosos que han tratado de dar respuesta a una pregunta que ha inquietado al ser humano desde tiempos inmemoriales. Incluso Albert Einstein, a quien le gustaba divagar sobre cuestiones filosóficas y religiosas, dio su punto de vista sobre la cuestión: “Una vida tranquila y modesta produce más júbilo que una persecución del éxito sin descanso”, escribió en 1922.

La afirmación forma parte de toda una teoría de la satisfacción plena que el genio alemán plasmó en una nota que, desde hace escasas semanas, pertenece a un afortunado (y rico) europeo. El documento salió a subasta en Jerusalén y se adjudicó por nada más y nada menos que 1,56 millones de dólares (alrededor de 1,34 millones de euros) a un ciudadano que quiere mantener el anonimato.

Einstein entregó este y otro papel a un mensajero tokiota durante un viaje a Japón después de que este le entregara una carta. No se sabe si el emisario no quería aceptar propina o el teutón no tenía cambio, pero el caso es que el físico le dio su particular tratado sobre la felicidad para que no se fuera con las manos vacías.

Aunque su venta pueda sorprender a muchos, estas notas no son los únicos manuscritos firmados por el físico que han acabado en poder de algún magnate dispuesto a dejarse los cuartos en una subasta.

De creyente escéptico a padre ejemplar

Durante el evento celebrado en octubre en Jerusalén, se ofertaron otros dos documentos, adquiridos por unos varios miles de euros. También se vendieron en junio en la capital israelí varias cartas sobre Dios, Israel y física manuscritas por Einstein por 210.000 dólares (unos 181.000 euros). El ilusionista Uri Geller, uno de los pujantes, se llevó a casa una nota en la que el físico discute la posibilidad de que su colega David Bohm se mudara a Israel.

El motivo de que en la ciudad asiática se diseminen los papeles del científico alemán es que este fue director de la Universidad de Jerusalén durante algún tiempo. Por eso, cuando murió en 1955 dejó a la institución todo un legado documental que constituye la mayor muestra de notas einstenianas del mundo.

Pero no todos sus manuscritos han acabado ni se han subastado en Israel. Poco antes de su fallecimiento, en 1954, el físico escribió otra carta en la que describía a Dios como un producto de la debilidad humana y a la biblia como “una colección de honorables, pero primitivas leyendas que son, aun así, bastante infantiles”.

La misiva, que en principio estaba en manos del filósofo Eric Gutkind, fue adquirida en 2008 por un coleccionista anónimo y vendida en 2012 bajo subasta en eBay por algo más de tres millones de dólares (unos 2,6 millones de euros) a un postor que tampoco quiso desvelar su identidad.

Curiosamente, otro de los documentos rubricado por Einstein adjudicado en una puja fue una biblia. A pesar de sus críticas a la religión, el alemán no se consideraba ateo, sino que defendía una “actitud de humildad” por no tener suficiente conocimiento sobre la naturaleza y el ser humano. El libro, que él y su mujer firmaron y regalaron a una amiga en 1932, se vendió en Nueva York y acabó en manos de otro personaje misterioso dispuesto a rascarse el bolsillo.

Y cuando no estaba ocupado firmando biblias o divagando sobre deidades o física, el científico se dedicaba a escribir cartas a su hijo para pedirle que se aplicara más en geometría o a su tío para felicitarle por su septuagésimo cumpleaños. Estos papeles formaban parte de una colección de 27 misivas subastadas en el 2015 en California, el mayor conjunto de manuscritos de Einstein vendido hasta la fecha.

A pesar de que la mayoría de estos y otros documentos firmados por el alemán carecen de valor científico, constituyen una fuente de conocimiento inestimable sobre las ideas y la vida del genio cuyas teorías abrieron la puerta a la energía nuclear y la mecánica cuántica.

Fuente: tecnoxplora.com