La NASA descubre agua en el peligroso asteroide Bennu

La sonda “Origins, Spectral Interpretation, Resource Identification, Security-Regolith Explorer” (OSIRIS-REx), de la NASA, ha detectado la presencia de agua en el interior de arcillas situadas en Bennu, un asteroide de 400 metros de diámetro que es el segundo más peligroso para la Tierra. El descubrimiento ha sido anunciado una semana después de que la sonda, un artefacto de solo 900 kilogramos de masa,se encontrase con el asteroide el pasado 3 de diciembre, después de dos años de viaje y de haber recorrido 3.200 millones de kilómetros

La principal misión de OSIRIS-REx es estudiar la superficie del asteroide Bennu y aproximarse a su superficie para recoger entre 60 gramos y dos kilogramos de materia de su superficie, para traerla de vuelta a la Tierra en el año 2023. Su finalidad es comprender la composición química del objeto, dado que se trata de un fósil que quedó tras la formación del Sistema Solar.

En esta ocasión, los datos obtenidos por dos espectrómetros de la OSIRIS-REx, los instrumentos OVIRS y OTES, revelaron la presencia de oxígeno y de hidrógeno formando unas moléculas conocidas como hidroxilos. Los investigadores sospechan que estas moléculas están extendidas por todo el asteroide y que son una huella de que en el pasado los materiales que forman Bennu estuvieron en contacto con el agua.

“La presencia de materiales hidratados por el asteroide confirman que Bennu, un resto de la formación del Sistema Solar, es un excelente espécimen donde estudiar la composición de compuestos volátiles y orgánicos primitivos”, ha dicho en un comunicado de la NASA Amy Simon, científica del instrumento OVIRS. “Cuando se traigan a la Tierra muestras de este material en 2023, los científicos recibirán un cofre del tesoro con nueva información sobre la historia y la evolución de nuestro sistema solar”.

Según los científicos, los 400 metros de Bennu le hacen demasiado pequeño como para haber albergado agua líquida en algún momento, pero los hallazgos indican que en el pasado se desgajó de un asteroide mucho mayor que sí lo hizo.

Primeros trabajos de OSIRIS-Rex

Al mismo tiempo, las observaciones han revelado que Bennu tiene una forma, un diámetro, una velocidad y una inclinación compatibles con lo predicho con los datos obtenidos desde la Tierra. El único dato que no ha coincidido con las investigaciones previas es uno relacionado con el tamaño de una protuberancia en el polo sur de Bennu: en vez de 10 metros de altura, tiene 50.

Las observaciones han permitido constatar que la superficie está cubierta por una gran cantidad de cascotes, mayor a la esperada. Esto requerirá que se tenga más precaución antes de tratar de recoger muestras. El brazo robot que lo hará deberá buscar una zona lisa donde pueda extraer partículas pequeñas.

En estos momentos, la sonda está haciendo una exploración preliminar de Bennu. Se encuentra en una órbita que pasa por los polos a una distancia del objeto de siete kilómetros, con la finalidad de determinar con precisión la masa del asteroide. Esto es importante porque la masa es un factor determinante para trazar con exactitud las órbitas que la nave seguirá en los próximos meses. Sobre todo porque Bennu es el objeto más pequeño orbitado alguna vez por una nave espacial.

El próximo 31 de diciembre, OSIRIS-REx entrará en la órbita del objeto y estará ahí hasta mediados de febrero de 2019, cuando se alejará para hacer nuevos sondeos. Ese mismo año, la sonda recogerá muestras de Bennu.

Este asteroide es uno de los cerca de 800.00 asteroides que se conocen, y el segundo objeto potencialmente más peligroso para la Tierra, tal como queda establecido según la tabla de riesgo de Palermo. Se acercará en 2135, en 2175 y en 2195, llegando a estar más cerca de la Tierra que la Luna, por lo que resulta fundamental conocer su órbita y naturaleza para poder vigilarlo con la precisión requerida.

Fuente: abc.es/ciencia