Investigadores de Canadá identifican una estructura celular que propicia el rechazo al trasplante

La medicina continúa dando pasos significativos en materia de trasplantes de órganos sólidos. En 1954, se realizó con éxito el primer trasplante de riñón. En 1967, se consiguió trasplantar un hígado y un año después, un corazón. Las técnicas operatorias avanzan, pero un asunto que continúa preocupando es el rechazo. “El 10% de los órganos son rechazados en los primeros 12 meses del trasplante a pesar de las pruebas de compatibilidad”, señala a EL PAÍS Mélanie Dieudé, miembro del Centro de investigación del Hospital de la Universidad de Montreal. Dieudé está al frente, junto con Marie-Josée Hébert, de un equipo en esta institución que ha identificado una estructura celular responsable del rechazo de órganos sólidos que había pasado inadvertida.

Las pruebas de compatibilidad, en cuanto a grupo sanguíneo y a antígenos HLA, reducen significativamente los riesgos de rechazo, pero no en todos los trasplantes. Los científicos canadienses se dieron cuenta de que algunos órganos secretan células específicas que alertan al sistema inmunitario del receptor. Con este descubrimiento se puede evaluar de una forma más completa el nivel de fracaso en trasplantes de riñón, corazón, pulmón, páncreas e hígado. Los expertos se interesaron en los vasos sanguíneos y constataron que cuando estos sufren algún daño, secretan unas pequeñas vesículas que emiten señales de alarma. “Los órganos provienen muchas veces de un cuerpo que ha sufrido situaciones graves. No es un órgano sereno, por decirlo de algún modo. Estamos analizando qué daño sufren los órganos de acuerdo con el tipo de fallecimiento”, afirma Dieudé.

Los investigadores de Montreal trabajaron con ratones, cultivos celulares y muestras humanas (sangre, orina, biopsias). “En el caso de los ratones, realizamos trasplantes entre integrantes de una misma familia y constatamos que hay problemas a pesar de la compatibilidad”, comenta Dieudé. Los científicos también descubrieron que un medicamento puede actuar como neutralizador de proteasoma, la enzima en esas pequeñas vesículas que desencadena el rechazo. Se trata del Bortezomib, un fármaco utilizado en ciertos tipos de cáncer de la médula ósea y que consigue que el sistema inmunitario no encienda sus alertas.

Los hallazgos de los investigadores fueron dados a conocer en diciembre de 2015 en Science translational medicine, aunque han mostrado avances en revistas como The American journal of transplantation (junio de 2016) y The journal of the American society of nephrology (febrero de 2017). Actualmente, el equipo de Montreal colabora en una iniciativa pancanadiense –la primera de su tipo en el mundo- para aumentar la donación de órganos y los conocimientos en trasplantología. El programa nacional de investigación en trasplantes de Canadá (CNTRP por sus siglas en inglés) nació en 2013 y reúne a más de 200 expertos de 31 instituciones. Esta red trabaja bajo la dirección de Lori West, profesora de la Universidad de Alberta, y de Marie-Josée Hébert, colega de Dieudé en el centro de investigación del Hospital de la Universidad de Montreal.

En un artículo publicado hace unos días en Transplantation, el grupo de investigadores de Montreal, junto con otros miembros del CNTRP, subrayan la importancia de distintos elementos: “Aunque el trasplante de órganos puede verse como un procedimiento quirúrgico aislado, también puede considerarse como un proceso de múltiples pasos que comienza en el receptor y en el donante antes de que se realice la operación de trasplante”.

El CNTRP cuenta con seis plataformas específicas: perfusión exvivo, donación de órganos sólidos y células madre, inmunomodulación, complicaciones virales, rechazo de órganos y trasplantes pediátricos. Los investigadores dirigidos por Dieudé y Hébert participan activamente en varias de estas plataformas. Dieudé subraya en repetidas ocasiones que los hallazgos son el resultado de un esfuerzo colectivo y multidisciplinario, en donde destacan áreas del conocimiento como la microcirugía, la inmunopatología, la informática y la bioética.

Sylvain Bédard tiene pareja, cinco hijos y 49 años de vida; 18 de estos últimos con un corazón trasplantado por culpa de una miocardiopatía hipertrófica. Bédard ha trabajado durante 23 años como técnico en distintos escenarios. En agosto de 2016 se integró al equipo de expertos en Montreal como coordinador de enlace entre los pacientes y los investigadores. “Es muy importante nuestra implicación. Somos una especie de consultores con vasta experiencia en el terreno. Hemos vivido todo este proceso y podemos brindar mucha información. Los investigadores saben que hay que escuchar las necesidades y las opiniones de los pacientes”, comenta Bédard a este diario.

Mélanie Dieudé señala que tienen la suerte tener acceso a un abundante banco de datos por formar parte del CNTRP, aunque deben continuar desarrollando algoritmos para interpretar mejor este mar de información. También, a través de los estudios de perfusión exvivo efectuados con otros miembros de esta red canadiense, están reconociendo cada vez más los daños que sufre un órgano y las formas de repararlo. Dieudé reconoce que el objetivo es ambicioso: reducir a mínimos el número de rechazos y buscar que los órganos sirvan para toda la vida del receptor. “Queremos que sean una cura y no una etapa más. Para ello es necesario trabajar para que estén en la mejor condición posible”, explica.

Gracias a su trasplante de corazón, Sylvain Bédard ha podido disfrutar de una vida familiar y profesional llena de satisfacciones. También realizó la ascensión al Mont Blanc y al Nevado Sajama en Bolivia. Sin embargo, está inscrito en una lista de espera para pasar por el quirófano y tener un nuevo órgano, ya que el que recibió hace 18 años funciona actualmente con una capacidad del 30%. Bédard está convencido que los trabajos de los científicos canadienses lograrán muy pronto una mayor tasa de éxitos en trasplantes. “Aunque es necesario cambiar visiones en muchos países. Aún hay creencias que impactan negativamente en el número de donaciones. Soy un privilegiado”, añade Bédard.

Fuente: elpais.com