Evento Bristlecone: ¿Se produjo la mayor “bomba” solar de la historia 5,500 años a.C.?

Alrededor de los años 774 y 775 d.C. se produjo el llamado “evento Carlomagno”, que algunos investigadores atribuyen a una eyección de masa coronal del Sol, una nube ardiente de partículas y radiación que pudo salir disparada desde la superficie solar hacia nuestro planeta. El impacto de la ráfaga de radiación fue unas veinte veces superior al mucho más famoso “evento Carrington” del 1 de septiembre de 1859, que causó el colapso de las mayores redes mundiales de telégrafos, en Europa y América del Norte.

Pues bien, un equipo de la Universidad de Nagoya en Japón cree que esos dos fenómenos solares podrían incluso palidecer en comparación con lo que ocurrió hace mucho más tiempo, en torno al año 5.480 a.C., a inicios del Neolítico. Como explican en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), los científicos descubrieron una anormal y extraordinaria concentración de carbono 14, de hasta un 20 por ciento más, en los anillos de algunos de los árboles más antiguos del planeta situados en el bosque de Bristlecone, en las Montañas Blancas, California. Los anillos de estos pinos milenarios reflejan los efectos de la radiación cósmica en la atmósfera en ese momento.

Aparentemente, esta insólita concentración de carbono 14 puede estar relacionada con una extrema debilidad de la actividad solar que habría dado lugar a una gran fase de mínimo solar desconocida hasta el momento, o a todo lo contrario: una sucesión de llamaradas solares muy fuertes combinadas con una variación de la actividad magnética solar.

“Medimos los niveles de carbono en la muestra de pinos en tres laboratorios diferentes en Japón, EU y Suiza, para garantizar la fiabilidad de nuestros resultados”, explican en un comunicado expertos de la Universidad de Arizona, que también participaron en el estudio. “Hallamos un cambio más abrupto que cualquier otro encontrado previamente, a excepción de eventos de rayos cósmicos en los años 775 y 994 d.C.”, dicen.

«Esto significa que podríamos estar ante el mayor fenómeno solar extremo en nuestro planeta descubierto hasta la fecha gracias a los anillos de esos excepcionales árboles milenarios que habrían sido mudos testigos del mismo hace 7 mil años», explican desde la Asociación Española de Protección Civil para el Clima Espacial, el EMP y los fenómenos black swan (AEPCCE). Este fenómeno solar extremo, “sin duda, debió maravillar a aquellas tempranas sociedades humanas en un momento en el que, tecnológicamente, se acababa de descubrir la rueda y se estaban desarrollando los primeros sistemas de riego en Mesopotamia”, prosiguen.

Para la AEPCCE, este nuevo descubrimiento vuelve a poner encima de la mesa «el sorprendente desconocimiento» que seguimos teniendo respecto a estos fenómenos extremos de la meteorología espacial.

Fuente: abc.es/ciencia