Estudiantes resuelven un misterio de sesenta años usando un satélite

Desde hace 60 años el misterio sobre ciertas partículas energéticas, y que podrían resultar muy perjudiciales para la vida, nos inquieta. ¿De dónde llegan estos estallidos capaces de dañarnos? A nuestro alrededor, los conocidos como cinturones de Van Allen son una especie de “concentradores” de estas partículas. Gracias a un pequeño satélite, del tamaño de una caja de zapatos y desarrollado por los estudiantes de la Universidad de Colorado, ahora sabemos de dónde llega esta radiación.

Detectando partículas del cosmos

Según indican los resultados del nuevo estudio, las fuentes más importantes de radiación en el cinturón interno terrestre son los rayos cósmicos generados por las supernovas. El equipo mostró que durante un proceso llamado “descomposición cósmica del albedo de rayos de neutrones”, o CRAND por sus siglas en inglés, los rayos cósmicos que entran en la atmósfera chocan con los átomos “neutrales” de esta, creando nuevas partículas cargadas.

Estas incluyen electrones que quedan atrapados por el campo magnético de la Tierra. Y estos son importantes porque afectan a los satélites y a los astronautas, pudiendo ser muy dañinos. Con este hallazgo ahora comprendemos mucho mejor su naturaleza y sus implicaciones, algo que nos servirá para proteger a las naves y los tripulantes que mandamos al espacio cercano.

Pero, además, esta es la primera prueba del origen de estas partículas, algo que suponíamos pero jamás habíamos visto: “Es la primera detección directa de estos electrones energéticos cerca del borde interior del cinturón de radiación de la Tierra”, explicaba Xinlin Li, profesor y miembro del Boulder’s Laboratory for Atmospheric and Space Physics o LASP. “Tras seis décadas, por fin hemos resuelto el misterio”.

Como una caja de zapatos

El estudio es aún más espectacular debido a la implicación de los estudiantes, quienes son los autores del CubeSat que ha realizado esta medición. La investigación fue financiada por la National Science Foundation y organizada por la Universidad de Colorado-Boulder en un proyecto llamado Experimento de Estudiantes de Colorado Clima Espacial (CSSWE).

El pequeño telescopio de partículas fue diseñado por los alumnos para medir el flujo de protones energéticos procedentes del Sol, así como los electrones del cinturón de radiación de la Tierra. Lanzado en 2012, el CSSWE ha involucrado a más de 65 estudiantes durante varios años.

El CubeSat no mide mucho más que una caja de zapatos, como decíamos, pero su instrumental, conocido por los estudiantes como “REPTile”, acrónimo de Relativistic, Electron and Proton Telescope integrated little experiment, es una versión más pequeña del REPT de la NASA, lanzado en las mismas fechas en busca de respuestas similares a las obtenidas por su “hermano pequeño”.

“Es un resultado realmente hermoso, un gran descubrimiento derivado de un satélite estudiantil muy económico”, comentaba para la prensa Daniel Baker, director del LASP y coautor del estudio. Así, este trabajo es un ejemplo no solo de ciencia puntera, sino de que esta puede llevarse a cabo con poco dinero e implicando a los estudiantes, sin necesidad de grandes laboratorios y fuertes proyectos (que también son necesarios) tras las investigaciones.

Fuente: hipertextual.com