Dos experimentos arrojan algo de luz sobre la misteriosa cuarta dimensión

Si avanzamos hacia delante o hacia atrás en línea recta nos estamos moviendo en la primera dimensión. Si añadimos giros hacia la derecha y la izquierda, como en un cuadrado, entramos en la segunda. Y sabemos que lo siguiente, el cubo, nos permite movernos hacia arriba y hacia abajo, en una tercera dimensión. Lo que no tenemos controlado, pues se puede describir en la teoría pero no experimentar físicamente, es lo que viene después.

No obstante, dos grupos de científicos acaban de publicar sendos estudios que arrojan algo de luz sobre los enigmas que plantea la cuarta dimensión. En concreto, un equipo de investigadores europeos y otro liderado por el profesor Mikael Rechtsman, de la Universidad Estatal de Pensilvania, han hallado formas diferentes de crear sistemas que, aunque no son cuatridimensionales, pueden servir para empezar a comprender un poco más la teoría esa misteriosa cuarta dimensión.

Una forma de entenderlo es pensar en la sombra bidimensional que arrojan las figuras tridimensionales. Observando dichas proyecciones podemos obtener información sobre el objeto. Algo parecido podría suceder si pueden estudiarse sombras de la cuarta dimensión proyectadas en sus hermanas menores.

Ambos trabajos han sido publicados en la revista ‘Nature’ y han utilizado, respectivamente, átomos ultrafríos y partículas de luz para modelar un espacio de cuatro dimensiones y emular procesos físicos. Sus resultados empíricos coinciden con las predicciones teóricas sobre cómo tendría lugar el fenómeno conocido como ‘efecto Hall cuántico’ en un sistema cuatridimensional.

Sus hallazgos son complementarios y de gran repercusión para la ciencia básica. Su importancia radica en que podrían permitir el acceso a fenómenos físicos de la cuarta dimensión en nuestro mundo de dimensiones inferiores.

Fuente: SINC