Descubren el origen de la superbacteria que se esconde en nuestros animales

Su nombre es Staphylococcus aureus resistente a la meticilina, pero es más conocida como MRSA. Quizás su nombre no le diga mucho, pero MRSA es una “superbacteria”, es decir, un microorganismo patógeno resistente a varios antibióticos (o sea, multirresistente).

Ahora, un estudio que se acaba de publicar en Nature Ecology & Evolutionha secuenciado el genoma de esta superbacteria. Los investigadores han podido rastrear los orígenes de este microbio y sus antepasados. Han descubierto que, probablemente desde los orígenes de la ganadería, hace cerca de 10.000 años, este microbio ya era capaz de “saltar” entre animales y humanos. Los resultados también sugieren que el hospedador inicial de esta bacteria era el hombre.

En un estudio muy extenso, los investigadores secuenciaron el genoma completo de este microorganismo, extraido de una gran muestra procedentes de humanos y vacas. Ahí estudiaron los cambios genéticos que, presumiblemente, ayudaron a S. aureus a adaptarse a nuevos organismos con el paso de los milenios.

Los datos han revelado que muy probablemente el primer hospedador fue el humano y que, cuando se desarrolló la ganadería, la bacteria comenzó a salar a los animales, gracias a la nueva convivencia entre ambos. Los datos también han mostrado que todavía hoy en día las vacas son una fuente de infecciones de MRSA en todo el mundo.

Robar genes para sobrevivir

Los análisis genómicos también han confirmado que, cuando la bacteria se movió de una especie hospedadora a otra, ”robó” algunos genes que le permitieron sobrevivir durante más tiempo. Entre estos genes hay secuencias que le confieren resistencia a antibióticos y que son las que las convierten en superbacterias.

Otra de las cosas que han observado es que dichas secuencias de resistencia a antibióticos secuestradas por estos microbios no son siempre las mismas en hospedadores humanos y animales. Esto refleja el hecho de que ambos no usan los mismos antibióticos.

Además de esto, la profunda huella dactilar genética analizada en esta ocasión ha mostrado que la bacteria aprendió a diversificar su forma de alimentación. Por ejemplo, la S. aureus extraida de vacas lecheras es más activa en la utilización de lactosa como nutriente.

Los autores subrayan que todo esto es una muestra de cómo la influencia humana altera la ecología de un microorganismo especializado en vivir a expensas de varias especies.

Esto es especialmente importante porque puede ayudar a comprender y rastrear a MRSA: “Nuestras observaciones ponen el énfasis en la importancia del seguimiento epidemiológico en detalle, de forma que las distintas cepas con el potencial de causar epidemias se descubran lo antes posible”, ha dicho en un comunicado Jukka Corander, coautor del estudio e investigador en la Universidad de Helsinki (Finlandia).

Gracias a esta profunda investigación, ahora será más sencillo desarrollar estrategias para minimizar los riesgos de que nuevas cepas se transfieran al humano, al mismo tiempo que se reduce la expansión de los genes de resitencia a antibióticos.

Esto puede ser muy relevante. Gracias a la evolución y la selección natural, y con el empujón del mal uso de los antibióticos, MRSA se ha hecho invulnerable ante varios antibióticos, como la penicilina, la meticilina, la oxacilina y las cefalosporinas. Además se ha convertido en un microbio común en hospitales, prisiones y asilos, donde abundan las personas heridas o debilitadas. Además, es una experta en “saltar” de animales a humanos y viceversa. Así es como causa infecciones en la piel, la sangre y los pulmones que a veces tienen graves consecuencias.

Fuente: abc.es/ciencia