Descubre cómo huele el perfume basado en el aroma de una planta extinta

La empresa de biología sintética Ginkgo Bioworks afirma estar desarrollando una línea de perfumes que contendrán la fragancia de plantas que se han extinguido durante los últimos 200 años.

Ginkgo Bioworks planea producir los olores al insertar el ADN de plantas extinguidas en levadura cultivada en su “cervecería de ADN”, unas grandes instalaciones de ingeniería que opera en Boston (EEUU). 

Los científicos interesados en la “desextinción” aún se encuentran bastante lejos de poder emplear la ingeniería genética para resucitar animales como el mamut lanudo y la paloma migratoria. Pero están mucho más cerca de crear moléculas con aromas perdidos. 

La directora creativa de Ginkgo Bioworks, Christina Agapakis, detalla: “No resucitaremos la planta, pero esperamos que los experimentos con el aroma de la flor que se extinguió hagan que la gente aprecie más las especies que se han perdido”.

El esfuerzo, como cualquier otra producción de perfumes, es tanto artístico como científico. Pero la fabricación de fragancias y sabores comerciales en tanques de levadura ya se ha vuelto común. El Patchouli Absolu de Tom Ford, por ejemplo, emplea un aroma a pachulí generado en células de levadura modificadas genéticamente por Amyris, una empresa de biología sintética rival radicada en Emeryville, California (EEUU).

Ginkgo Bioworks, que ha recaudado unos 92 millones de euros este año de inversores, también modifica la levadura para que imite las rutas bioquímicas de una planta y genere los compuestos de fragancia llamados terpenos, que son moléculas de hidrocarburos presentes en los aceites aromáticos de planta. Los terpenos suelen tener un fuerte aroma como el penetrante olor cítrico de la piel de naranja, las notas florales del lila y los tonos frescos de la menta. 

Para encontrar nuevos genes que fabriquen terpenos, en mayo de este año Agapakis y sus compañeros exploraron los archivos del Herbario de la Universidad de Harvard (EEUU), que conserva más de cinco millones de especímenes de plantas. Seleccionaron muestras de una docena de especies extintas durante los últimos dos siglos, incluido un hibisco hawaiano y Nesiota elliptica, un arbusto de olivo de floración natural de la isla de St. Helena en el Atlántico Sur, que desapareció de la vida salvaje en 1994 y se extinguió en 2003.

La siguiente tarea, aún incompleta, consiste en extraer las moléculas de ADN extintas. Para ello, las muestras fueron enviadas a Beth Shapiro, la autora de How to Clone a Mammoth (Cómo clonar un mamut), experta en ADN fósil, cuyo laboratorio de paleogenómica de la Universidad de California en Santa Cruz (EEUU) excava huesos animales de la costra congelada (permafrost) ártico y ha perfeccionado métodos para secuenciar ADN fósil.

El ingeniero metabólico y cofundador de Amyris, Jay Keasling, dice que el proyecto podría “encontrar algunas moléculas novedosas a las que no se tendría acceso de manera natural”. Pero reconoce que no será posible saber cómo olía la planta exactamente porque su aroma “tiene que ver con todas las demás moléculas de la planta”, no sólo con los terpenos.

El perfumista alemán de Symrise, fabricante de fragancias y sabores y colaborador de Ginkgo Bioworks, Isaac Sinclair se muestra de acuerdo en que los olores finales estarán abiertos a la interpretación. Asegura que simplemente forma parte del arte de fabricar perfumes comerciales.

Fuente: technologyreview.es