Bichos, cráteres y otros diminutos secretos que esconden las obras de arte de los museos

Cuando los visitantes admiran las impresionantes obras de arte expuestas en un museo rara vez se percatan de los posibles fallos. Absortos por el contenido, tampoco tienen, en general, los conocimientos necesarios para buscar pequeños defectos consecuencia del tiempo o de la brocha del autor. Y aunque los tuviesen, tampoco podrían detectarlos a simple vista…

Los microscopios y otros sofisticados equipos permiten a los profesionales que trabajan en los laboratorios de conservación y restauración de las galerías detectar en los lienzos detalles que no se aprecian a simple vista. Desde bichos incrustados en paisajes como una especie de prueba de que estaban vivos, hasta diminutos cráteres producidos por reacciones químicas, las lentes y herramientas científicas pueden revelar la presencia de secretos tan sorprendentes como minúsculos.

Un habitante inesperado del olivar

Aunque muchos cuadros esconden detalles increíbles -como los dibujos encontrados bajo los cuadros de artistas como Picasso-, el lienzo de ‘Los olivos’ de Vincent van Gogh alberga un intruso totalmente ajeno al mundo de la pintura.

La directora del Museo de Arte Nelson-Atkins de Kansas City, donde se estudiaba el cuadro, halló los restos de un saltamontes que habían permanecido incrustados en una esquina de la obra durante 128 años, desde su creación en 1889. La observación tuvo lugar casualmente mientras la experta estudiaba la pintura.

Aunque pueda parecer sorprendente, lo cierto es que el descubrimiento tiene una sencilla explicación. A Van Gogh le gustaba pintar al aire libre, según aseguraba en muchas de sus cartas, por lo que el insecto pudo caer en el cuadro mientras él manejaba los pinceles. Sin embargo, el bicho no murió asfixiado en la pintura, sino que ya estaba muerto, como demuestra la ausencia de signos de movimiento alrededor de su pequeño cadáver.

El insecto se le escapó a Van Gogh, que ya sabía las consecuencias de trabajar en el campo. En una misiva que envió a su hermano en 1885 contaba cómo tuvo que recoger cien moscas alojadas en cuatro de sus lienzos, además de polvo, granos de arena y briznas de hierba.

Cuando la química hace de las suyas

Pero más allá de los pequeños intrusos naturales que terminaba incrustados en los cuadros de Van Gogh, otros hallazgos son un poco más difíciles de explicar. Cuando la conservadora Petria Noble examinó al microscopio el cuadro ‘Lecciones de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp’ de Rembrandt en 1996 quedó intrigada al descubrir minúsculos cráteres diseminados por la superficie de la obra, que data de 1632.

La experta, encargada de limpiar el lienzo en el museo Mauritshuis de La Haya, se puso en contacto con un físico para resolver el enigma. Juntos llevaron a cabo una investigación que cambió la forma de entender el envejecimiento de las pinturas: buscando en los archivos encontraron un informe de 1978 cuyos autores sugerían que aquellos huecos podían deberse a pequeñas burbujas de gas.

Algunos cráteres contienen un material blanquecino y translúcido, pero no se trata de gases ni de huevos de insectos, como los estudiosos habían apuntado. Según los resultados de los análisis de Noble -ahora directora de conservación en el Rijkmuseum de Ámsterdam- y sus colegas científicos, la extraña sustancia se parece al jabón que Rembrandt pudo usar para lavarse las manos.

Lejos de ser un cosmético, estos jabones metálicos proceden de las reacciones químicas producidas durante siglos entre los ácidos grasos y los iones de plomo de las capas situadas justo debajo de la superficie de la obra. Su formación puede provocar graves daños a los cuadros, como la aparición de cortezas o el desprendimiento de las láminas de pintura.

Afortunadamente para los amantes del arte y la pintura, junto con las herramientas para detectar los más pequeños desperfectos, expertos en conservación y científicos desarrollan técnicas cada vez mejores para tratarlos y conseguir que podamos admirar grandes obras maestras en las salas de los museos durante muchos años más.

Fuente: tecnoxplora.com