Así es Marte observado a la inversa

Los planetas suelen mostrarse con el polo norte en el extremo superior y el polo sur en el inferior, pero esta llamativa imagen de la sonda Mars Express de la ESA muestra al Planeta Rojo del revés.

La imagen fue capturada el 19 de junio mientras se calibraba la Cámara Estéreo de Alta Resolución y Mars Express sobrevolaba el planeta de norte a sur. Los nueve canales de la cámara –uno orientado hacia abajo, cuatro en color y cuatro en estéreo– realizaron un barrido de la superficie para registrar un área extensa con condiciones de iluminación homogéneas. Al mismo tiempo, la cámara se desplazaba hacia el horizonte, en lugar de apuntar simplemente a la superficie como sucede en las imágenes rutinarias.

El resultado es esta inusual imagen de gran angular del planeta, con el horizonte iluminado cerca del ecuador en la parte superior de la imagen y el polo norte ensombrecido en la parte inferior.

El casquete polar norte estaba formado por hielo de agua y polvo en el momento de la captura, al comienzo de la primavera. El hielo de dióxido de carbono presente en invierno ya se había evaporado, pasando del estado sólido al gaseoso. El hielo de agua se evapora igualmente, inyectando una gran cantidad de agua a la atmósfera, que circula hacia el sur en movimientos atmosféricos. Cuando las estaciones vuelven a cambiar, el dióxido de carbono se congela y se vuelve a formar hielo de agua.

Si miramos hacia el sur, la imagen muestra algunos de los volcanes más importantes de la región de Tharsis. Esta abarca una superficie mayor que la de Europa y se alza unos 5 kilómetros por encima de la elevación media del planeta, con volcanes que alcanzan 10-22 kilómetros de altura.

El mayor de los gigantes volcánicos, Olympus Mons, no aparece en esta escena y cede el protagonismo a Alba Mons que, con un diámetro de más de 1.000 kilómetros, destaca en la mitad superior de la imagen.

Alba Mons se encuentra en los márgenes de la elevación de Tharsis y a su alrededor puede apreciarse una serie de líneas paralelas cuya formación se debe a las fuerzas tectónicas del abultamiento de Tharsis. A medida que la región se inundaba de magma durante los primeros mil millones de años de historia del planeta, la corteza fue extendiéndose. Después, mientras se descargaban las cámaras de magma subsuperficial, la subsidencia de la corteza también fue generando fracturas.

Si seguimos hacia el horizonte, encontraremos Ascraeus Mons, de 15 km de altura, cubierto en esta ocasión por nubes densas. Varias decenas de kilómetros por encima del horizonte también se aprecian finas capas de nubes.

A la izquierda de Ascraeus Mons se distinguen otros volcanes, como Uranius Mons, Ceraunius Tholus y Tharsis Tholus.

Aunque de tamaño medio para los estándares marcianos, con diámetros de entre 60 y 150 kilómetros, y alturas de entre 5 y 8 kilómetros por encima del terreno circundante, rivalizan con muchos de los volcanes terrestres: el Mauna Kea es el volcán más alto de la Tierra, con 10 kilómetros de la base oceánica a la cumbre, y tan solo 4.200 metros por encima del nivel del mar.

Fuente: Europa Press