Arqueólogos descubren nuevos restos de Tusculum, la “Pompeya de Roma”

La antiquísima ciudad de Tusculum, conocida como “la Pompeya a los pies de Roma” por el buen estado de conservación de sus ruinas, está siendo desenterrada por un equipo de investigadores, que presentaron esta semana sus últimos avances.

El yacimiento -dividido en fase arcaica, romana y medieval- ha sido excavado en los últimos veintitrés años por un grupo de investigadores de la Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma (Eehar) y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

En el equipo está también la italiana Valeria Beolchini, quien explicó que las últimas labores se han centrado en excavar un área bajo la cual se encontraban varios edificios de época romana, así como los restos de una iglesia medieval.

En esta campaña de trabajos arqueológicos también ha aparecido un mosaico que se encuentra entre los restos de un gran edificio público, “posiblemente” unas termas, así como una letrina también de época romana y “perfectamente conservada”, apuntó la experta.

Todos estos edificios, subrayó, estaban decorados con estucos en rojo, verde, amarillo, azul o blanco, una rica decoración que da idea de la importancia de esta urbe, que alcanzó su máximo esplendor a partir del 300 a.C., rivalizando con una Roma en plena expansión.

Todos estos hallazgos han sido posibles gracias al empleo drones, que han aportado mapas digitales de la zona, y aviones tripulados que cuentan con cámaras técnicas para obtener imágenes multiespectrales. Todo esto “permite ‘entender la ciudad’ mediante un estudio no invasivo”, según detalla Beolchini.

Los expertos destacan que con el paso del tiempo la urbe creció en influencia por su rango de municipio, lo que concedía a sus habitantes los mismos derechos que los romanos, y fue lugar de veraneo de personalidades como Cicerón, con villas en la zona, y más tarde también de papas, como Alejandro III.

Beolchini dijo que “Roma siempre tuvo una relación complicada con esta ciudad” por la proximidad entre ambas, unos 30 kilómetros. Además, Tusculum era su “enemiga natural”, pues controlaba el eje de la vía Latina y su importante flujo comercial.

Fuente: EFE